17 de agosto de 2025 - 20 Domingo del Tiempo Ordinario

Queries hermanos y hermanas en Cristo: 

Las lecturas de este domingo nos recuerdan que el Evangelio no siempre es cómodo. En Jeremías 38, la fidelidad del profeta lo lleva a una cisterna llena de barro. Él proclama la verdad que Dios le da, y por eso enfrenta rechazo y peligro. Sin embargo, Dios suscita a un rescatador inesperado, Ebed-melec, para sacarlo del pozo. La fidelidad a Dios puede traer conflicto, pero también su cuidado silencioso y decisivo.

La carta a los Hebreos nos exhorta a “perseverar en la carrera”, manteniendo la mirada fija en Jesús. La vida cristiana no es un paseo tranquilo; es una carrera de resistencia marcada por la oposición, el sacrificio y el llamado a dejar a un lado el peso del pecado. Como Jeremías, podemos sentir la presión de la oposición, pero no corremos solos.

En el Evangelio de Lucas, Jesús pronuncia unas palabras sorprendentes: “He venido a prender fuego en la tierra… ¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra? No, les digo, sino división.” No es un llamado a la violencia, sino el reconocimiento de que su mensaje llega al corazón y exige una decisión. El verdadero discipulado nos obliga a elegir: ¿permaneceremos con Cristo aun cuando eso tensione nuestras relaciones, desafíe nuestra comodidad o provoque incomprensión? Seguir a Jesús significa dejar que su fuego—el fuego de la verdad, la misericordia y la santidad—encienda nuestras vidas. Ese fuego quemará la complacencia e iluminará el camino para los demás. Sí, puede traer división, pero también trae la única paz que perdura: la paz enraizada en la voluntad de Dios. Se trata de nuestra decisión personal por Cristo, de seguirlo con una confianza total que nace de la experiencia de su presencia y poder en nuestras vidas, sin fijarnos en lo que otros decidan para sí mismos. Se trata de pertenecer a Aquel que lo dio todo para salvarme. El fuego que Jesús trae es el fuego del amor que nos transforma desde dentro para ser sus alegres discípulos. “Sólo Dios basta”, como dijo Santa Teresa.

Esta semana pidamos al Señor valentía: valentía para testimoniar su verdad con nuestra vida como Jeremías, para correr con perseverancia como los santos que nos precedieron, y para acoger el fuego purificador que Cristo quiere encender en nuestros corazones. Damos gracias al Señor por el regreso seguro de nuestros jóvenes y adultos jóvenes de la Peregrinación Jubilar a Roma. Los invitaremos a dar testimonio de su experiencia a nuestra comunidad parroquial al final del verano. Oramos por todos los niños, jóvenes y adultos jóvenes que están terminando sus vacaciones de verano; que todos puedan encontrar a Dios en este tiempo de descanso con sus familias y amigos.

¡¡¡Que Dios los bendiga siempre a todos!!!

P. Stan