10/1/23 - VIGESIMO SEXTO DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO
Queridas Hermanas y Hermanos,
En el Evangelio de este Domingo Jesus nos regala la parábola de dos hijos, uno de ellos es rebelde y el otro es muy complaciente, que dice lo que alguien quiere oir sin hacer lo que promete. El hijo rebelde esta resentido porque le piden que trabaje en la viña y no responde con respeto, pero finalmente se corrige y va a hacer lo que su padre le pidió. En cambio, el segundo hijo complacio a su padre con una respuesta positiva, pero no logro concretarla, en realidad estaba distraído por sus propios intereses personales. Es obvio, que el primer hijo aun con su rebelión inicial, luego va a hacer la voluntad del padre. El segundo hijo parecio tener razón al principio, pero nunca cumplio la voluntad del padre. El aparente conocimiento de la voluntad de su padre, no fue suficiente para vencer su pereza, dilación e interés personal.
Jesus compara esta situación con el comportamiento de los pecadores, que a veces hacen cosas malas, pero al final la experiencia de la vida los devuelve a Dios, como verdadera fuente de toda felicidad. Mas difícil es con las personas moralistas, que siendo autosuficientes y satisfechas no ven la necesidad de volverse a Dios.
En la segunda San pablo nos invita a ser humildes en la consideración de nosotros mismos y de los demás, sin ser egoístas y buscar la vana gloria. Nos da una descripción de la actitud de Jesus, esa es una de la declaraciones mas hermosas que se hacen sobre Cristo: Filipenses 2:5-11. “Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesus, el cual, aunque era en forma de Dios, no estimo el ser igual a Dios como algo a que explotar, sino que se despojo a si mismo, tomando forma de esclavo, naciendo en semejanza humana, y hallándose en forma humana, se humillo a si mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso también Dios lo exalto hasta lo sumo y le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesus se doble toda rodilla, en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
San Pablo, nos da esta bellísima descripción de la actitud de Jesus y nos cuenta como a través de la humildad y la obediencia Jesus cumplio el propósito y la voluntad de Dios. Sometiendose a la cruz y obteniendo la salvación para todos, Jesus obtuvo poder para su nombre, para sujetar todas las cosas a si mismo para gloria de Dios Padre.
Jesus es el hijo que comprende al Padre, conoce su voluntad y coopera humildemente con el plan para el bien de todos, haciendo que sea un éxito total para todo aquel que acude a su nombre en busca de rescate y salvación.
¿Necesitamos ser rescatados y salvos? ¿Para que necesitamos a Jesus en nuestras vidas? Oremos entonces por la lección de humildad, para que seamos capaces de sacar fuerzas de lo que San Pablo nos revelo sobre la actitud de Cristo, que seamos humildes para seguir el ejemplo de Jesus y aprender a seguir sus huellas, porque el bien y para la salvación propia y de todos. Jesus salvo a todas las almas!!!
Lo que muchas veces queremos de Dios es un milagro de que Dios haga lo que queremos. Cuando en realidad el verdadero milagro ocurre cuando hacemos lo que Dios quiere que hagamos, porque eso es lo mejor para nuestra salvación.
Dios les bendiga a todos siempre!!!
Padre Stan